Y de repente aparece, un vestido largo de color azul transmitiendo todo aquello que simboliza, paz, tranquilidad, un punto de locura en esos ojos claros detrás de esas gafas que tan bien le quedan. quizás sea una historia como otra cualquiera, una historia con destino, una historia llena de casualidades, porque ni yo pensaba acabar ahí ni seguramente ella pensaba que acabaría sin tacones corriendo detrás mía.
Más momentos visualizados que vividos, es lo que tiene ser un chaval que se ilusiona de momentos, miradas y palabras.
No hacia falta nada más que una madrugada en un banco hasta las tantas para entre verdades y no tan verdades, sentir que esa chica me gusta, que el día que vi ese vestido de color azul, sentí que esa chica tenia algo, que tendría sentido verter mi tiempo en hacer lo que sea para conocerla y volver a verla.
No hacia falta nada más que dos cafés, que aunque no lo crea, ha sido uno de los mas duros en estos últimos tiempos, no quería tomar ese café por nada en el mundo, no quería estar ahí hasta que la volví a mirar a los ojos, que jodido ser tan vulnerable.
No hacia falta nada más que un banco en cual sentarnos, la luna de espectadora sentada encima del mar, nos reíamos de la gente, de chavales que aparecen con botellas de ron y beben chupitos del tapón, de parejas que pasan en los patinetes y crean un ruido fatal encima de esa madera. Si yo pasara por al lado nuestra, me daría envidia no poder ser el chaval que esta sentado al lado de aquella chica.
No hacia falta nada más que un helado derritiéndose para mirarla a los ojos y quizás saber que estoy perdiendo el tiempo, yendo y viniendo pero y si es verdad que existe la casualidad.
Recuerdo la primera vez que la vi, su cabello rubio y rizado, me pareció una chica preciosa, me mantuvo la mirada, quizás incluso me intimido, esa noche sinceramente lo único que quería, es lo que paso, poder hablar con ella, poder buscarle fallos para no sentir que era especial. Aunque se considere "escrupulosa con las bacterias de la calle, los pies...etcétera" terminó esa noche corriendo detrás mía en un aparcamiento de la discoteca por el simple hecho de que le había quitado una cajetilla de tabaco.
Escribiré una línea en memoria del cigarrillo que acabo en dos.
Simplemente será una historia, pero que bonito dejarla escrita, que no solo esté en mi cabeza, para mi será de una forma, para ella de otra, quizás después de esta entrada no volvamos a hablar, quien sabe, quizás, quizás y quizás, yo siempre viviendo en un quizás.
Ojala no haga falta nada mas que cualquier gilipollez para volver a escribir(le).
Robert.
No hay comentarios:
Publicar un comentario